18 febrero 2022
Conozcamos mejor a Deborah Compagnoni, embajadora oficial de Milán-Cortina d'Ampezzo 2026: trayectoria deportiva y victorias de la esquiadora italiana que siempre ha sabido levantarse.
La campeona olímpica de esquí Deborah Compagnoni será la embajadora oficial de Milán-Cortina d'Ampezzo 2026 junto a otros rostros emblemáticos del deporte italiano, como Federica Pellegrini y Alberto Tomba.
Deborah Compagnoni es la esquiadora italiana que más premios ha ganado, así como la primera en ganar una medalla de oro en tres ediciones diferentes de los Juegos Olímpicos de Invierno. Las páginas de su vida deportiva no siempre han sido de color de rosa: la atleta sufrió varias lesiones que amenazaban con comprometer su carrera. Sin embargo, siempre logró levantarse, haciendo historia en el mundo del esquí.
Descubriremos quién es Deborah Compagnoni a través de su biografía y su célebre carrera deportiva.
Comenzaremos hablando del lugar de nacimiento de Deborah Compagnoni, que sin duda ha influido en su carrera estelar. La esquiadora nació el 4 de junio de 1970 en Bormio, localidad italiana de la provincia de Sondrio, en la Alta Valtellina. La pequeña ciudad de unos 4000 habitantes se encuentra, de hecho, dentro del Parque Nacional del Stelvio.
Podemos decir que nació con los esquís puestos. Asistió desde muy temprana edad a la conocida localidad turística de Santa Caterina Valfurva, y ya con 16 y 17 años de edad podía presumir de haberse llevado a casa tres medallas en los campeonatos mundiales júnior.
Su gran debut en la pista fue en 1986 en el campeonato mundial júnior en Bad Kleinkirchheim, donde Deborah se llevó a casa la medalla de bronce en descenso libre. Ya en 1987, la atleta ganó la medalla de oro en la categoría juvenil del Eslalon Gigante y obtuvo el quinto puesto en la Copa del Mundo de Sestriere.
El primer parón obligado llegó en 1988, cuando Deborah Compagnoni tuvo una lesión muy grave con solo 18 años tras romperse la rodilla derecha y sufrió luego una obstrucción intestinal. Al año siguiente, a pesar de la mala suerte, la atleta olímpica participó en el Campeonato de Italia y obtuvo la medalla de oro en descenso libre, supergigante, eslalon gigante y eslalon especial.
Con su carrera en alza, gana la medalla de oro en el supergigante de los Juegos Olímpicos de Invierno de Albertville de 1992, pero al día siguiente sufre otra terrible lesión: muchos recuerdan el grito de dolor por la rotura de los ligamentos de la rodilla izquierda en directo.
La chica volvió a levantarse y en 1994 ganó su segundo oro olímpico en el eslalon gigante, siendo posteriormente campeona del mundo dos años consecutivos en el campeonato del mundo de eslalon gigante en Sierra Nevada (1996) y Sestriere (1997). Luego, en 1998 participó en Nagano, afianzando su puesto como campeona olímpica en el eslalon gigante, y siendo la primera en ganar tres medallas de oro en tres ediciones diferentes de los Juegos y una de plata en el eslalon especial.
Colgó los esquís a finales de 1999, tras haber disputado su última competición en la Copa del Mundo en Sierra Nevada y el eslalon gigante FIS en Hafjell, Noruega.
Deborah Compagnoni tiene una larga tradición de victorias en las Olimpiadas. Su palmarés incluye tres oros mundiales, tres oros y una plata en los Juegos Olímpicos de Invierno, con 44 podios en la Copa del Mundo, de los cuales 16 fueron victorias.
En los mejores años de su carrera deportiva (1994-1998) entre las Olimpiadas y los mundiales, ganó todos los trofeos en juego. Las lesiones sufridas nunca desmoralizaron a la deportista italiana y sus hazañas serán recordadas para siempre por los amantes del esquí alpino.
Deborah Compagnoni ostenta, de hecho, el Oro Olímpico en tres ediciones diferentes: el supergigante en Albertville (1992) y el eslalom gigante en Lillehammer (1994) y en Nagano (1998).
Retirada del mundo del deporte en 1999 para dedicarse a su vida privada, la campeona italiana tuvo dos hijas y un hijo con el empresario Alessandro Benetton.
En 2002 fundó con unos amigos la asociación “Sciare per la vita”, una iniciativa filantrópica a favor de la lucha contra la leucemia. En los últimos años ha sido portadora de la antorcha durante la ceremonia inaugural de los XX Juegos Olímpicos de Invierno de Turín de 2006, donde recibió la llama olímpica de manos de Piero Gros, para luego pasarla a la esquiadora de fondo Stefania Belmondo.
En la actualidad es embajadora y consultora de la Fundación Milán Cortina d'Ampezzo 2026 de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos. Deborah es muy activa en la promoción de la sostenibilidad ambiental y social con “Sciare per la vita” y como embajadora de Unicef.
En su amada Valtellina, en Santa Caterina Valfurva, una pista de esquí lleva su nombre, al igual que un tramo del paseo marítimo de Jesolo en el Véneto.